
Transformando Futuros: La Historia de Amelia
Amelia era tímida y reservada, pero todo cambió cuando ingresó al Colegio Impacto de MAIA. Rompió el ciclo y se convirtió en la primera hija de su familia en continuar
La historia de MAIA y las Jóvenes Pioneras
Soy Marisol una joven indígena de 17 años originaria de Sololá uno de los departamentos de Guatemala. Vivo orgullosamente con una familia trabajadora. En el año 2017 ingresé en el Colegio Impacto, empecé con todas las iniciativas en participar, explorar y hacer cambios en mi misma y lo que está a mi alrededor. Gracias al acompañamiento de MAIA me enseñaron que todo es posible. Ser una joven pionera es una gran responsabilidad y compromiso. Sin embargo, es una oportunidad en donde yo puedo sembrar mi propia semilla y en un futuro cosechar mi propios frutos. Durante 4 años en el colegio aprendí soñar en grande y que los desafíos no son mis limitaciones para alcanzar mi sueño de ser abogada, poder ser una buena líder, emprendedora y especialmente en poder ayudar a la gente vulnerable. Los jóvenes de cualquier etnia pueden lograr cualquier cosa, son soñadores y no importa la edad que tengan. Soy un ejemplo de muchas jóvenes que han sido agentes de cambio.
El departamento de Sololá ocupa el cuarto lugar del país que sufre la desnutrición crónica. Así mismo en las áreas rurales tienen pocas oportunidades especialmente a la población indígena en recibir educación, trabajo, y servicios de salud. Es por ello que tome la iniciativa de apoyarlos y hacer cambios en ellos; en sus hábitos alimenticios e implementar Huertos familiares que les ayuda aprovechar sus tierras y fomentar sus conocimientos. Pero en todo esto no estoy sola. Hay organizaciones, jóvenes líderes, voluntarios que estamos trabajando en diferentes proyectos o problemas pero caminamos en un mismo objetivo en poder ayudar nuestra sociedad.
He participado en diferentes actividades y proyectos uno de ellos es ganar el primer lugar en recibir la capital semilla de Ella Impacta 2019 en voces vitales Guatemala. En este proyecto conocí a jóvenes que me inspiraron y mujeres líderes que me llenaron de motivación. Voces vitales es una organización que busca a mujeres para impactar las y hacer cambios en su sociedad, ellos organizaron esa competencia en que jóvenes de todo el país presentaron sus proyectos sociales y las ganadoras recibieron el capital semilla para sus proyectos. En este evento, conocí a jóvenes que me inspiraron y a líderes femeninas que me llenaron de motivación.
En mis 17 años fundé el proyecto de Huertos familiares en mi comunidad en las áreas rurales para apoyarlos en tener una vida saludable sin productos químicos. Inicie con 5 madres de mi comunidad dándoles talleres y acompañamiento. En el proceso de ejecución del proyecto fue difícil para mi ya que no tenía conocimiento de cómo iniciar un proyecto. Un reto que vive era el pensamiento machista, ya que uno de los padres de familia creía que estos trabajos de agricultura los hombres harían mejor que las mujeres. Sin embargo hubieron personas que me apoyaron, me guiaron y aliados que estuvieron como mi red de apoyo. Gracias a la asociación Senacri, que trabaja con semillas criollas y nativas preservando nuestra historia agrícola, yo pude dar semillas a las familias.
El día de la inauguración de mi proyecto estuve muy nerviosa y muy contenta porque era mi primera vez en organizar una actividad tan importante. El día de la inauguración fue el 15 de agosto en mi casa, donde asistieron cinco familias y Mayra Choc, educadora del Colegio Impacto. Era un día muy caluroso y estuvimos mucho tiempo bajo el sol, en donde yo estaba mostrando un diseño de cómo serían los huertos para las familias. Al finalizar el taller di una pequeña refacción, herramientas, abono, madera y semillas. Las madres de familia estaban muy felices ya que en mi comunidad no suelen recibir ese tipo de apoyo. Al final del taller estaba muy cansada, pero muy orgullosa. No había ninguna persona profesional liderando la sesión, si no que yo les impartí el taller y los lideré; mi familia estuvo a mi lado motivándome y ayudándome. También me sentí orgullosa de liderar el taller en Kaqchiquel, mi idioma materno. Las familias beneficiadas acompañadas con sus hijos estuvieron muy contentas ya que recibieron todo lo que necesitaban para iniciar sus Huertos.
En cada taller ellas aprenden nuevas cosas un ejemplo sería las semillas de amaranto ya que no son comunes en Sololá. Pero son muy nutritivas, contienen muchas vitaminas, y se puede aprovechar las hojas y semillas. Ellas pudieron cocinar nuevas recetas de amaranto que las ayudaron a llevarlo a la práctica en sus casa. Además, recibieron conocimientos sobre cómo preparar recetas de biofermento, biofertilizante y la extracción de semillas para sus Huertos. Las madres eran muy innovadoras y curiosas ya que en cada taller hacían preguntas y participaban. El 13 de marzo apareció el primer caso de COVID-19 en Guatemala; las familias de las áreas rurales fueron afectadas, así como el desempleo, la falta de economía, deficiente alimento y el aumento del doble de desnutrición en el país. Es por ello que los Huertos les impactó a las familias ya que aprovecharon el terreno de sus hogares para cultivar algunas hierbas y verduras como: el rábano, pimientos, cilantros y entre otros.
Yo era una persona muy tímida, me daba vergüenza hablar en público. Sin embargo, el proyecto me ayudó a salir de mi mundo; explorar nuevas cosas, interactuar con la gente, y fomentar mi independencia. Pensaba que la edad que yo tenía era mi obstáculo, pensaba que yo no podía llevar el proyecto ya que llevaba tanta responsabilidad. Sin embargo, había personas que estaban a mi lado apoyándome y animándome. Así mismo practique la resiliencia, el trabajo en equipo y la excelencia. El proyecto me enseñó a enfrentar mis miedos y yo como una joven soy capaz de lograr más y que mi edad no es mi limitante de ser un líder en la comunidad.
Mi meta para el futuro es expandir mi proyecto con otras comunidades en mi municipio de Sololá, brindarles oportunidades a las familias y que puedan fomentar nuevas habilidades, conocimientos y emprendeurismo, para que les beneficien a su familia y hacer un cambio en ellos. Ser un joven es la semilla que uno siembra, no es fácil que salga. Pero, con un poco de esfuerzo y oportunidad crece y florece hasta llegar muy lejos. Los jóvenes tenemos el potencial de ser agentes de cambio y crear un ambiente sostenible. ¿Cómo lo hacemos? Unirnos como equipo, sin importar la etnia así como indígena Xinca o Garífuna podemos inspirar a otros jóvenes e inspirarnos a nosotras mismas. La semilla que sembramos, la tierra que lo sostuvo, el sol que iluminó crece nuestras cosechas, son los frutos de nuestros esfuerzos y las que creyeron en nosotros.
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Every year at the MAIA Impact School, we welcome a new generation of Girl Pioneers. It is a transformative journey that changes the trajectory of the future of their lives, families, and the broader community.
With your investment, these remarkable young women will break cycles of poverty and build a brighter future.